
El pasado lunes acogimos unos intrepidos caminantes que desafiaban, el calor sofocante, los mapas con fuentes fantasmas, el asfalto derritido, la escasez de agua y la falta de techo donde pasar la noche. Depués de un baño recuperador de cansancio y ánimo compartimos una agradable cena. El día siguiente los aventureros siguieron camino hacia fuente Huesca, y unos amigos los vieron sanos y salvos por la Caña del Caire, estamos seguros que llegarón al campamento base, con alguna que otra historia que contar.
1 comentario:
Los intrépidos caminantes están ya de vuelta en la gran ciudad. Cuentan a sus amigos y allegados, entre otras muchas, la fabulosa historia de aquella canícula que casi acaba con ellos y el desafío a las fuentes fantasmas, el asfalto derretido y las bifurcaciones no señalizadas.
Como en todas las historias fabulosas, siempre hay algún personaje complaciente y alado que cambia diametralmente el desarrollo de la historia. Esta vez fue Cristina quien se disfrazó de hada y nos encontró desfallecidos, invitándonos a pasar la noche con ellos, a darnos un reparador baño, tomar un increíble batido preparado por Gabi, y dormir en litera, lo cual es un lujo que pocos caminantes se pueden permitir.
Gabi nos aprovisionó de agua y de buenas indicaciones para volver al campamento base. Gracias a ello, llegamos según el plan, haciendo parada y siesta en Fuente Huesca. Fuimos la envidia del resto de marchantes.
Ahora puedo contar esto mirando a través de mi ventana. Raya el sol, emergen edificios, los coches pasan veloces y ruidosos. Pero me alegro haber conocido la Cañada del Flaco. Y a Cristina y a Gabi.
Un fuerte abrazo.
JULIÁN
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